Sinopsis.
John Bland, un escritor de novelas policiales de escasos éxito, acaba de mudarse al campo con su esposa. Cuando ella, sorpresivamente debe regresar a Londres, John decide presentarse a su única vecina, una anciana solitaria que lo invita a tomar el té. En ese encuentro, ambos relatan historias de crímenes como una excusa para matar el tiempo. Pero la duda, como otra visita inesperada se instalará en esa sala para comenzar a devorarlos.
Opinión sin spoilers.
Los vecinos mueren en las novelas es un libro de suspenso que te mantiene al filo de la historia en todo momento. Literalmente no lo podía soltar porque necesitaba saber qué iba a pasar en el siguiente capítulo. Te va llevando y relatando de una manera los hechos que se convierte en una necesidad para uno tener que resolver el misterio. Una historia espectacular que a pesar de que podemos pensar en que la historia es inventada, en realidad se nos hace muy real por la forma en la que es relatada. Sabemos que es un libro y que es ficticio pero aún así nos hace meter tanto en la historia que pareciera completamente real. Al principio del libro creemos que es una historia normal, un hombre que va a visitar a una anciana, ¿Qué puede tener de interesante eso? los ancianos son aburridos, o al menos eso es lo que la mayoría piensa, pero el autor hace que una tarde de té con scones pase a ser monótona a convertirse en interesante y sobre todo en escalofriante.
Opinión con spoilers.
La verdad es que me pareció una completa maravilla, pero para no sonar repetitiva les voy hablar de los personajes. Comencemos primero con John Bland. John es un tipo descuidado, el típico hombre que es bueno en todo, o al menos eso es lo que él pretende mostrar. Un poco arrogante y malicioso. Arrogante porque si bien admite que sus novelas no fueron exitosas, se jacta de ser un buen escritor y de ser mejor que esa pobre ancianita que le está relatando su historia. Me pareció un personaje bastante estúpido así que por obvias razones no es mi favorito. El segundo personaje es la señora Greenwold, mi personaje favorito por obvias razones y a continuación les voy a contar porqué.
La pobre anciana que vive sola: Ella misma dice que le gusta vivir ahí, pero John no deja de verla como una pobre mujer que está sola en el mundo, alguien débil sólo por ser vieja. Pero la señora no da ni un ápice de que la soledad le afecte, aún así la sigue viendo con lástima y eso le juega a favor a la mujer.
¿Quién podría sospechar de una pobre ancianita? la señora Greenwold le cuenta una historia a John, esa vez que en un tren se encuentra con una mujer que dice que un hombre la quiere matar. En ese primer relato John no le cree, piensa que es una historia inventada por la viejita para burlarse de él y es por eso que él le cuenta su idea para una nueva novela, la de un hombre que se muda al campo y como ve que su única vecina es una mujer anciana que vive sola, decide presentarse y luego matarla por el simple hecho de que está aburrido. Al hablar en primera persona, nos hace creer que lo que John dice en realidad lo quiere hacer, pero al final se revela de que todo había sido un invento. Pero la señora Greenwold insiste en contarle lo que ella imaginó lo que pudo haber pasado antes de que esa mujer le dijera que un hombre quería matarla y ahí es cuando revela todo.
La anciana relata que la mujer que encontró a esa otra en el compartimiento del tren esa noche era la amante de ese "asesino" que acechaba a la muchacha, a la pobre empleada doméstica que vio por la ventana de su vecino como un hombre hacía algo sospechoso. Emma se enamoró de Robert, pero éste estaba casado con Helen. Helen era una alcohólica pero Robert la seguía aguantando. Un día Emma se presentó en casa de su amado y le exigió que juntos le dijeran la verdad, ante la negativa del hombre, Emma le dijo todo a Helen y al ver que ésta reaccionó mal, Emma decide matarla empujándola a la bañera y con eso ocasionando la muerte de la mujer. Robert es quien se lleva la peor parte, no reconoce a la mujer que cree amar, se pone mal, llora y hasta vomita, pero Emma le exige que se calme y que limpie todo. Es ahí cuando la empleada ve desde una habitación hacia la casa del vecino y ve por la ventana que Robert está haciendo algo. No sabe qué pero se ve muy raro. Ellos intercambian mirada y cuando Robert le dice a Emma que alguien lo vio es en ese momento que deciden seguir a la pobre muchacha cuando sale de la casa hasta la estación de tren. Emma le ordena a Robert que vaya a la casa y que llame a la policía, que no se preocupe porque nadie sospecharía de la muerte de una borracha, y ella pide un boleto y se sube al tren. En el tren se encuentra con la muchacha asustada y ahí es cuando le dice que un hombre la quiere matar. Le cuenta lo que vio o lo que creyó ver. Para ese entonces Emma ya había decidido el final de la joven.
Pasa la noche con la chica, la reconforta y hasta le dice que irá a ver si ese hombre se subió al tren, después de que ella "revisa" vuelve al compartimiento y le dice que será mejor no hablar más del tema y que es mejor dormir. La muchacha se duerme para no despertar jamás. No se sabe más nada de Emma hasta que reaparece pero muchos años después, en la piel de una pobre ancianita que vive sola en el campo. Al revelarle la historia a John, la señora Greenwold le dice que él mismo le pidió una taza de té, que las sales de bario son lentas pero muy efectivas y que lo mismo le había pasado a Robert tiempo después de haber cometido el asesinato. Robert mismo le dijo que ya no podía soportar más y esa misma noche tomaron té, el efecto duró aproximadamente una hora. La señora Greenwold deja ir a John y éste corre a su casa con la intención de buscar el teléfono y llamar a una ambulancia, pero no encuentra las llaves, llaves que dejó en su campera y campera que olvidó en casa de la anciana. El escritor cae al suelo y justo ahí exhala su último aliento. Vuelvo a preguntar, ¿Quién sospecharía de una pobre ancianita?
